martes, 11 de diciembre de 2018

Colibríes de Morelos: el surrealismo en la cancha


Víctor Ruiz




Fue quizás el equipo más pintoresco que ha existido en el futbol mexicano. Al mismo tiempo, una de las franquicias que más claroscuros dejó por su paso en las canchas que visitó dentro del territorio nacional. Colibríes de Morelos fue color, garra, pasión, decepción, corrupción; pero sobre todo, un error que no se puede repetir.

A poco más de 15 años de aquella aventura que solamente duró 6 meses, Claudio Da Silva Pinto, mejor conocido como Claudinho, relata la experiencia que le dejó haber militado en lo que calificó como un “auténtico equipo de barrio”.

Incumplimiento en el pago de salarios, dificultades para entrenar, mala alimentación y la tensión generada por la responsabilidad de salvar la categoría, eran el sello de aquel equipo que jugó en el estadio “Mariano Matamoros” de Xochitepec, inmueble que se sitúa justo en medio de la nada.

“Se jugaba con mucha garra, pues aunque no cobrábamos, eso nunca llegó a trascender dentro del campo, ya que también sabíamos que si hacíamos las cosas bien se abrían las posibilidades para poder emigrar a otro club”.

El ex futbolista brasileño recuerda que fue un año de contrastes, pues originalmente la franquicia era la del Atlético Celaya, donde se encontraban jugadores como Diego Latorre, Antonio Mohamed y Jorge Jerez; sin embargo, a inicios del año 2003, el dueño Jorge Rodríguez decidió mudar el equipo a Morelos y utilizarlo para promocionar la aerolínea de la que también era propietario.

A partir de ahí, asegura Claudinho, el plantel se vino para abajo y lo que siguió fue un sufrimiento que duró 19 partidos. “Sumado a las dificultades que teníamos para cobrar, nos vimos en la necesidad de entrenar en mi casa porque no había las condiciones de un equipo de primera división”.

Si bien es sincero y reconoce que si pudiera regresar el tiempo no volvería a jugar en Colibríes, el ex delantero también nombra los aspectos positivos de aquel semestre, como es el caso de la afición, quienes partido a partido se encargaron de atiborrar las gradas y hacer sentir un clima hostil al rival.

Inclusive, hablar del descenso y posterior desaparición de Colibríes, es algo que para Claudinho se registra como una herida que no termina de cicatrizar, ya que más allá de los problemas externos, afirma que el plantel estaba comprometido con la salvación.

“Ese último partido frente a Cruz Azul fue un momento difícil, estábamos haciendo bien las cosas, pero al final lamentablemente ya dependíamos de otro resultado; fue algo confuso, del festejo pasamos a la tristeza, todo en cinco minutos”.

En ese momento, nadie imaginaba que aquella escena casi surrealista donde los jugadores (impulsados por la desinformación) daban la vuelta olímpica junto al pueblo festejando una falsa salvación, terminaría siendo el punto final de la franquicia de Colibríes.

¿Qué fue lo que quedó 15 años después?




Luego de la desaparición del club, en los medios de comunicación se comenzaron a ventilar detalles e irregularidades que rodeaban a la franquicia. El escándalo más fuerte recayó sobre el dueño Jorge Rodríguez, quien fue acusado de ser piloto privado del narcotraficante Amado Carrillo.

Claudinho afirma que nunca se le pagó los seis meses que jugó en la institución. Sin embargo, lejos de la frustración y la impotencia, ahora sonríe y más bien recuerda ese momento de su vida como una lección de la cual debe aprender el futbol mexicano.

“En Brasil es diferente, la federación de futbol y la misma asociación de futbolistas apoyan más a los jugadores, no te dejan así y te respaldan para poder demandar al club y sus socios; es algo que también debería estar pasando ya en México”.

El caso de los adeudos salariales en Colibríes fue absorbido por la Federación Mexicana de Futbol y con el tiempo mandado al olvido, ya que nunca se les notificó nada a ninguno de los futbolistas que formaron parte de aquel singular equipo. El expediente sigue abierto y con ello un episodio más de la ignominia deportiva.



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