viernes, 21 de septiembre de 2018

Sin Ley, 30 años después


Víctor Ruiz





No superaba los 5 metros de largo. Aquello era infernal. Sin espacio individual de por medio, al lugar no arribaron más de 100 personas, pero la sensación era la de estar apretujado en cualquier festival masivo de rock. Los 30 años de Sin Ley hicieron escala en Guanajuato, México.

¡No mames, está bien chiquito!, fue la frase que se escuchó una y otra vez al iniciar la noche. Los ingenuos que visitaban por primera vez el bar no daban crédito a lo que veían. Entre la duda, la sonrisa de “que esto debe ser una broma” y el sudor, todos trataban de acomodarse para presenciar el show literalmente cara a cara.

Sin Solución abrió el concierto al estilo ramonero y no daba tregua entre canción y canción (un, dos, tres, va…). Los de la línea de enfrente pedían a gritos una cerveza para anestesiar el calor, pero sabían que abandonar tan privilegiado lugar implicaba terminar haciendo pogo prácticamente en la puerta.

Era cuestión de estrategias. Saber posicionarse. Erika, que llevaba 16 años esperando a que Sin Ley por fin pisara tierras mexicanas, sabía que no había forma de perdérselo. Sí o sí, se las ingenió para tomar un buen lugar (aunque esto parezca una utopía tomando en cuenta las dimensiones del bar).

Sentada bajo la bocina, no hubo manera de que Erika se moviera un solo centímetro por más de dos horas. Su situación la convirtió involuntariamente en un miembro más del staff de Sin Ley. “¡Eh, le podes hablar a la chica!”, gritaba constantemente a lo lejos el ingeniero de audio para pedirle a Erika que sostuviera fuertemente la base del sonido.

¿Por qué accedió Sin Ley a tocar aquí? ¿Sabían de las condiciones del bar? Tras dos o tres intentos fallidos por venir a México, ¿por fin se habían vuelto más accesibles al momento de ser contratados? Los cinco músicos argentinos no parecían muy interesados en responder las preguntas.

Pasada la media noche, Dudú y compañía aparecieron y de inmediato se acomodaron en el escenario para montar los aspectos técnicos que faltaban. Como cualquier banda que comienza, conectaron, afinaron y se sincronizaron. Parecían felices haciéndolo.

Sin más, el afiche de Sin Ley fue colgado en la pared. Dudú se colocó los lentes oscuros y tras una breve introducción con “Raros”, el recinto retumbó con “Infractora”. Luego de 30 años arriba del escenario, pareciera que el tiempo ha sido nada, o mejor dicho: que pese a todo, esto sigue siendo punk rock.




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