Víctor Ruiz.
Pero aquí abajo
cada uno en su escondite
hay hombres y mujeres
que saben a qué asirse
aprovechando el sol
y también los eclipses
apartando lo inútil
y usando lo que sirve
con su fe veterana
el Sur también existe
(“El Sur también existe, Mario Benedetti)
cada uno en su escondite
hay hombres y mujeres
que saben a qué asirse
aprovechando el sol
y también los eclipses
apartando lo inútil
y usando lo que sirve
con su fe veterana
el Sur también existe
(“El Sur también existe, Mario Benedetti)
El día que iba a partir, la gente de su comunidad lo llenó de bendiciones y
rosarios. Ya tenía 18 años, la edad obligatoria para irse del pueblo a buscar
un lugar donde hacerse de dinero.
Se había llegado el día y en realidad no tenía conciencia de que estaba a
punto de convertirse en un migrante. Tenía miedo. Había escuchado muchas
historias sobre gente que nunca logró llegar. “Tú tienes que domar a la
bestia”, le aconsejaron mientras practicaba cómo subir al imponente tren que
lleva a cientos de gentes a los Estados Unidos.
Hizo una sola maleta, ligera. Sabía que de tener más peso sobre su espalda,
las consecuencias en la “bestia” podrían ser catastróficas. En dos horas iba a
partir, justo antes de que el sol amenazara con salir. Contaba con el tiempo
suficiente para abrazar por última vez a su familia. “No quiero nada de
lágrimas”, lo había advertido desde días atrás.
Su madre le hizo prometer, que por lo menos, tres veces al año le escribiría
para saber qué había sido de él. Él, prometió que mensualmente nunca faltaría
su apoyo económico. Todavía no sabía en qué trabajaría, ni cuánto dinero obtendría;
pero su mente estaba concentrada en llegar primero. “Lo difícil, será pasar la
frontera” se repetía a cada minuto.
Antes de tomar su maleta y partir, decidió salir a caminar solo. Recorrió
el pueblo y hacer paradas en los lugares que le traían más recuerdos. Estuvo
largo rato en la orilla del río, donde aprendió a nadar. Fue al viejo ganado, donde cuidó en más de una ocasión a las ovejas. Por un momento se preguntó si
de verdad era necesario irse de su comunidad. ¿No hay manera de vivir
dignamente en este lugar? Después
recordó, que su pueblo, era prácticamente uno fantasma. En 20 años, más de la
mitad de su población se había marchado para no volver jamás.
Quiso pensar en lo positivo de la situación, pero la verdad era que estaba
triste. Le parecía injusto que tuviera que dejar todo; le era aún más deprimente
saber que no tenía ninguna otra opción. Tenía 18 años y el destino ya estaba
escrito.
Y hablar de emigrar, para él, sonaba tan mal. La historia le decía que la
gente como él había construido naciones ajenas; trabajaban para el progreso de
gente que no les agradecían ni mostraban interés en su mano de obra. Algunas
veces, escuchó en las noticias cómo las cifras se elevaban anualmente de gente
que salía de su lugar de origen o de los muchos que se quedaban en el intento;
pero todo esto, no le quitaba las esperanzas e ilusiones que traía entre manos.
Regresó a su casa sólo para tomar su maleta, mientras a la par, su madre y
hermanos lo abrazaban tan fuertemente que parecía que nunca lo dejarían ir. El
nudo en la garganta lo retuvo. No quería mostrarse débil ni tampoco provocar el
llanto de su familia.
El camino era largo, tanto que le dio tiempo de fumarse un par de cigarros.
Cuando llegó, miró a decenas de hombres con maletas. No socializó con nadie,
quizás por nerviosismo o por simple apatía. El frío calaba en todas las partes
de su cuerpo. El temple rígido de todos los hombres, le hizo sentirse seguro.
La neblina no permitía observar nada. Sólo por ese momento parecía que
tanto el norte como el sur eran iguales, nada más por unos minutos. A lo lejos,
el ruido de las ruedas girando por las vías a toda velocidad iba aumentando; el
claxon ya se sentía en los tímpanos. Al frente: “La bestia”. Todo lo que había
practicado en el pueblo, se le fue al olvido junto con el viento que le
arrebató la gorra. Dos segundos; era el tiempo con el que contaba. Más con
instinto que con técnica, saltó hacia la bestia con todas sus fuerzas…
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