Víctor Ruiz
"Almohadad"(Zaqtan)
Todavía hay tiempo
para decirle:
Madre,
buenas noches,
he vuelto
con una bala en mi corazón.
Ahí está mi almohada
quiero tumbarme
y descansar.
Si la guerra
alguna vez llama a la puerta,
dile que estoy descansando.
para decirle:
Madre,
buenas noches,
he vuelto
con una bala en mi corazón.
Ahí está mi almohada
quiero tumbarme
y descansar.
Si la guerra
alguna vez llama a la puerta,
dile que estoy descansando.
No termina de aparecer el sol cuando Altair ya se dirige a las orillas del
mar, en la Franja de Gaza. Hace ya dos años que a su padre lo desaparecieron, y
lo último que recuerda de él, fueron las palabras tan contundentes que aún le suenan
en los tímpanos y el corazón: “¡Algún día ganaremos!”.
Altair tiene 12 años y es el encargado de llevar la comida a su madre y su
hermano de 7 años. Vive en Palestina y como muchos, se pregunta si existen
razones que justifiquen el ser esclavos en su propio pueblo. Altair no sabe leer, nunca tuvo oportunidad
de ir a una escuela.
Su mundo inmediato son: las balas, las bombas, los
insultos, el desprecio y los miles de muertos anualmente.
La guerra es la palabra más cotidiana y a diario tiene que librar la suya:
pescar sin ser alcanzado por una bala. Espera largas horas y el momento
adecuado para saltar al mar junto con los demás pescadores. El resto, es cosa
de la fortuna. A Dios no lo conoce y
sabe que no hará nada por él.
Mamá le ha prohibido estrictamente que se involucre en cualquier protesta,
pero Altair casi nunca hace caso; la rabia del día a día lo ha hecho arrojar
piedras en más de una ocasión. En los últimos meses, perdió a dos de sus
mejores amigos a causa de granadas provenientes de la frontera con Israel.
Las lágrimas de los padres es algo que Altair no ha podido olvidar. Cuando
crezca, se prometió que formaría parte de la Intifada y no descansaría hasta
ver una Palestina libre.
Caminando rumbo a casa y mientras observa las banderas palestinas en lo
alto de las casas, se pregunta si en el mundo se sabrá de todo lo que pasa aquí;
“¿a alguien le importará la ocupación territorial que los israelíes nos han ido
imponiendo?”. Algunas veces le tocó mirar a periodistas grabando con sus
grandes cámaras, retratando la miseria en televisión; pero siempre, al final,
se terminan marchando todos. Piensa que el resto del mundo debería estar enterado
de lo que ocurre en Palestina; piensa también que su pueblo es uno de
resistencia.
Hace tiempo que Altair dejó de ser un niño. Casi nunca sonríe. La mayoría
del tiempo tiene miedo, pero también se ha ido acostumbrando a ese sentimiento.
Ya no le extraña ver a militares israelís por todas partes. Una noche preguntó
a mamá si acaso el dinero y la ambición eran lo más importante en este mundo;
mamá sólo tuvo lagrimas como respuesta.
No se dedica a pensar en el futuro. Aquí cada minuto, el instante y la vida
terminan siendo lo más valioso. La muerte es lo único seguro. Cada mañana en
algún periódico, se lee que murieron tantos números de palestinos y Altair sabe
que en cualquier momento será su turno.
El de hoy, ha sido un mal día. Pasó el día esperando el momento de
aventurarse a la pesca, pero las balas iban en aumento y ha preferido no
arriesgar. A Altair le preocupa no tener nada para llevar a casa. El hambre es
algo que puede soportar, pero ver a su hermano sin probar alimento lo destroza
moralmente.
Al llegar a casa, escuchó en un noticiero cómo los periodistas acusaban de
terrorismo a Palestina, mientras que a Israel lo glorificaban en aplausos por
considerarlos víctimas. Los ojos se le inundaron de rabia. Que el genocidio le
fuera indiferente a tanta gente, era algo que no podía asimilar. No lo pudo
evitar y salió dispuesto a correr hacia el muro e insultar a cuanto militar
tuviera enfrente. Así lo hizo, pero no sin antes gritarle a lo lejos a su
hermano menor: “¡Algún día ganaremos!”.
*Del 2000 a 2012, el ejército israelí asesinó a más de 2 mil niños palestinos. La ONU ha ignorando, en la mayoría
de las ocasiones, las violaciones cometidas por Israel. Fuente:http://spanish.irib.ir/noticias/especiales/item/132303-m%C3%A1s-de-dos-mil-ni%C3%B1os-palestinos-fueron-asesinados-en-el-siglo-xxi
No hay comentarios:
Publicar un comentario