lunes, 11 de noviembre de 2013

“Anarquismo para principiantes”

Víctor Ruiz.




"Hacer la revolución es implantar en la sociedad presente algo de lo que será la sociedad futura, ya que el hombre, aunque influido por el medio, también puede ir cambiando su medio; la revolución hay que hacerla primero en las cabezas y en los corazones”. (Emmanuel Mounier)

-¿Cómo pueden vivir sin gobierno?- le preguntó el niño Juan al viejo Joel.

-Pues así, niño. No necesitamos gobierno.

-Pero la gente necesita un orden, ¿no?

-Y no ve niño Juan que estamos perfectamente organizados. Nuestras fábricas están libres de patrones y por lógica de explotación. Nosotros nos ponemos nuestras metas y objetivos para producir.

-¿Y quién de ustedes es el que gana más, señor Joel?

-Pues nadie, niño. Para empezar la moneda ha sido eliminada, ya que nada más crea egoísmo y ambiciones. Lo que producimos es repartido de manera igualitaria, y si la gente necesita algo, ahí está la bodega para que tomen lo que se ocupe.

-Pero… ¿qué pasa si alguien roba?

- ¿Y por qué habrían de robar si no se tiene la necesidad? La delincuencia es una enfermedad social que se produce por el deseo de tener lo que otros poseen; es por eso que nosotros no necesitamos de policías ni militares, si alguien comete una falta hay que llevarlo a un nivel de consciencia donde comprenda la importancia del colectivo y de la solidaridad.

-Entiendo muy bien, señor Joel. Pero explíqueme qué pasa con la gente que no está de acuerdo con todo lo que me dice.

-En una sociedad como la nuestra tratamos de preservar la autonomía individual  del pensamiento, ¿pero crees Juanito que exista alguien en el mundo que no le guste ser libre? 
Es por eso que estamos tan bien organizados, porque  encontramos un objetivo en común, que es librarnos de cualquier tipo de opresión. Todos lo hemos entendido así y siempre nos sacrificamos por el colectivo. Un día podrás verme en la oficina de la fábrica y a la siguiente mañana labrando el campo; una tarde compartiré mi trabajo y otras veces me prestarán sus servicios los compañeros. Todo depende de las necesidades que tengamos en conjunto.

-¡Ah!, ya entiendo. Es como una cadena de favores.

-Sí. Proudhon lo llamaba mutualismo, cuando seas más grande te lo explicaré a detalle.

-Oiga Don Joel, pero no me ha hablado nada del papel de la mujer en su comunidad.

-Tienen los mismos derechos y responsabilidades que los hombres. El papel de la mujer no es atender la casa, criar hijos y hacer la comida. Eso se piensa en otras sociedades que ven a la mujer como algo inferior, pero ellas tienen el mismo derecho a saborear la libertad  como lo tienen los animales y cualquier ser vivo. Por supuesto que la mujer también trabaja y apoya las causas de la comunidad, pero lo hace de la misma forma que nosotros.

-Y a todo esto, ¿usted es casado, Don Joel?

-Claro que no. Tengo a mi pareja y vivimos en amor libre.

-¿Amor libre?

-Así es, niño Juan. Creemos que no necesitamos firmar algún papel, ya que no queremos ser un negocio para el Estado o alguna iglesia. Además esto no es un asunto de dominación, el hombre tiene que ser hombre, la mujer es mujer, y en conjunto somos dos seres humanos en libertad. “Apoya el amor libre. Si no es libre, no es amor”.

-¡Caray!, me sorprende con todo lo que me cuenta, Don Joel. Supongo que en este lugar los niños somos los únicos que tenemos que andar siguiendo órdenes de los mayores.

-Pero qué dice usted, Juanito. Los niños son las personas más felices en este lugar. Nosotros tenemos la “escuelita libertaria” para ustedes. Imagínate un lugar donde no tengas que llevar uniforme, no existan exámenes ni castigos, donde decidas qué aprender cada día y además hacerlo jugando. ¿No te gustaría?

- Mucho, Don Joel. Pero tengo que confesarle que no soy muy bueno sacando notas altas.

-¿Y cómo para qué ocupas un número? Tú eres Juan, no un 10 o un 5. En esta escuela lo que importa es que expreses tu manera de pensar, que razones y saques tus propias conclusiones. Eso es la libertad, Juanito.

-¿Entonces los niños podemos hacer lo que queremos?

-No de esa forma. Ustedes siempre van acompañados por sus padres en ese camino de la libertad, misma que ustedes aprenden valorando cada decisión que toman y asumiendo la responsabilidad que ésta conlleva.

-Todo suena perfecto, pero la verdad es que parece muy aburrida la vida trabajando y estudiando nada más.

-Oiga niño Juan, ¿y quién le dijo que aquí no nos divertimos? Tenemos nuestros espectáculos de música, teatro callejero y hasta partidos de futbol. Claro que a todo le tratamos de poner un mensaje libertario, pues no podemos negar nuestra esencia.

-Ya me tengo que ir, sólo contésteme una cosa más, Don Joel. ¿Por qué en la televisión hablan tan mal de ustedes?

-Quizás sea ignorancia, desprecio o hasta miedo. No lo sé, Juanito. Pero de lo que sí estoy seguro, es que la razón y el corazón no siempre están juntos. 

lunes, 4 de noviembre de 2013

“Los decididores”

Víctor Ruiz.




"Usted no lo sabe, pero depende de ellos. Usted no los conoce ni se los cruzará en su vida, pero esos hijos de la gran puta tienen en las manos, en la agenda electrónica, en la tecla intro del computador, su futuro y el de sus hijos. Usted no sabe qué cara tienen, pero son ellos quienes lo van a mandar al paro en nombre de un tres punto siete, o de un índice de probabilidad del cero coma cero cuatro”.*

Se han reunido porque era necesario. La emergencia era mundial y la activación de un plan tenía que ser de inmediato. Convocados en el Nobis Hotel, el más lujoso de Estocolmo, Suecia, han venido hasta aquí, con sus trajes de primer mundo. Se han saludado fraternalmente como los buenos ex compañeros que fueron dentro de las universidades de élite de economía. Han pasado de los abrazos al intercambio de logros en el gremio. Ya hablaron de globalización, neoliberalismo y de qué tanto se obtuvo los resultados que esperaban.

Nadie sabe de esta reunión más que los magnates del hotel, ellos por supuesto guardarán el silencio prudente que la ocasión amerita. Citados en el auditorio que se encuentra en la parte baja, están la gente que usted no votó ni eligió de ningún modo, pero que de igual forma gobiernan sobre su economía. Son los dueños del Banco Mundial, economistas prestigiados del Fondo Monetario Internacional y todos los que controlan el capital. Ellos también son los encargados de poner en los gobiernos de los países a los personajes que más se adecuan a sus intereses. Muchos de sus empleados son presidentes, la mayoría nunca les han fallado.

“Usted no los conoce ni en pintura, pero esos conductores suicidas que circulan a doscientos por hora en un furgón cargado de dinero van a atropellarlo el día menos pensado, y ni siquiera le quedará a usted el consuelo de ir en la silla de ruedas con una recortada a volarles los huevos, porque no tienen rostro público, pese a ser reputados analistas, tiburones de las finanzas, prestigiosos expertos en el dinero de otros. Tan expertos que siempre terminan por hacerlo suyo; porque siempre ganan ellos, cuando ganan, y nunca pierden ellos, cuando pierden”. *

-Tenemos que inventar una crisis, una recesión económica que obligue a nuestros gobiernos europeos a implantar recortes, recortes que terminarán reflejándose en el resto del mundo- dijo el economista ganador del premio Nobel que hablaba frente a la asamblea.

Un prestigioso banquero tomó la palabra y completó la idea:

-Hablaremos de una crisis mundial, del déficit económico. Se instalará el paro y las deudas aumentarán; la gente no podrá pagar las hipotecas de su casa y seguramente terminarán desahuciados. Suena difícil, pero a pesar de todo les pediremos un poco de paciencia, que aguanten un poco más.

-Está claro que la gente se indignará, pero ya encontraremos mecanismos de anestesia. Si estos fallan, la gente podrá salir a las calles y gritarán cuanto quieran; aventarán piedras a las fuerzas policiales, pero al final del día se darán cuenta que no pueden hacer absolutamente nada- opinó un colega más.

-Para esto es necesario contar con el apoyo de la iglesia y de los intelectuales que estarán de nuestro lado. Necesitan hablarle a la gente y hacerle creer que los tiempos que correrán tendrán de recompensa un futuro de bonanza. Es decir, todo tiene que ser certeramente maquillado; la opinión pública escuchará términos como “macroeconomía”, “amortización”, “bienes de uso y de consumo” y toda esa palabrería que no logran entender. Eso sí, no se les dará mayor explicación de lo que sucede y los orillaremos a pensar que las cosas son así y que no hay el porqué cuestionarlo- explicó de forma contundente un profesor de la universidad de Harvard.

Ya decía José Saramago que la democracia es una forma de engaño, y en nombre de ésta, los intereses iban a subir y bajar a complacencia de las élites políticas y económicas. Los medios internacionales serían informados y capacitados para el manejo del guión propuesto por los economistas.

-Esto durará algunos años, y cuando se tenga que terminar, la gente volverá a tener un carro, vacaciones a la orilla del mar y un crédito en el banco que les permitirá consumir cuanto les apetezca. Todo volverá a girar normalmente.- concluyó el líder de la secta de “decididores”.

“Eso es lo que viene, me temo. Nadie perdonará un duro de la deuda externa de países pobres, pero nunca faltarán fondos para tapar agujeros de especuladores y canallas que juegan a la ruleta rusa en cabeza ajena". *

La reunión se extendió por más de 4 horas. Afinaron detalles para que todo estuviera perfectamente calculado. Acabada la sesión, brindaron con champagne que el gobierno estadounidense les otorgó cordialmente. Al día siguiente la maquinaria se encendería: las fábricas multinacionales harán un excesivo recorte de personal, se eliminarán sindicatos, los egresados de las universidades no tendrán ninguna opción de trabajo, el banco doblará los intereses, el precio de la canasta básica aumentará al triple, la cultura y educación sufrirán la retención de recursos, la violencia en la protesta será condenada, las comunidades en situación de extrema pobreza sólo tendrán más hojas para comer y los gobiernos declararán una recesión económica. Ellos, los economistas controladores del capital, continuarán escondidos en la sección de economía dentro de los periódicos.


*Arturo Pérez Reverte, “Los amos del mundo”, publicado en “El semanal” el día 15 de Noviembre de 1998.