sábado, 22 de septiembre de 2012

“Cuando el futbol no era un engaño”

Víctor Ruiz.


Playera con la franja roja, despintada y con el “Peñafiel” al frente con letras borrosas. La misma camiseta que usó tu viejo. Una y otra vez, cada 15 días.

Salir con la bandera y presumirla en la ventanilla del carro, que el viento la agite y esto se tome como una señal de que hoy juega Morelia y que eso: es lo más importante del día.

Llegar a la cancha y tener enfrente el mercado futbolero más grande de la ciudad. Camisas, gorras, trompetas, balones…ver todo y quererlo todo.

Comprar boletos baratos y de diseño sencillo. Tener 100 pesos en la bolsa y saber que es suficiente para emborracharte. Formarte, acceder a al túnel que da a las gradas, oler el concreto y esperar a que suene el “Juan Colorado”.

Saludar al “Semillas”, ser víctima de los besos de Lupe y buscar una foto con la botarga del canario que da la vuelta en todo el estadio. Una y otra vez, cada 15 días.

Recibir al equipo bajo un festival de banderas y confetis. Once hombres de baja estatura y no muy guapos, por los que ningún equipo “grande” daría algo. “Ah pero como corren” dirán los más experimentados.

Festejar las barridas, los tiros desviados, los rechazos de cabeza de parte de los centrales…celebrar todo esto antes que pensar en un gol.

Escuchar más gritos de aliento que publicidad en el sonido local. “Universidad Vasco de Quiroga”, “Provincia, el diario grande Michoacán”, “Cinépolis”…ellos no juegan ni entienden de futbol.

Terminar el primer tiempo y ver que el equipo va abajo en el marcador (otra vez). Saber que tienes que esperar pacientemente para gritar como cada 15 días: “Al empate Morelia”.

Empujar al equipo y recordarles que todos somos hombres y nada más. Ver como tu defensa central se salta todas las líneas para transformase en el delantero estrella. “Al empate Morelia”.

Coger fuerza de tus antepasados y empujar, empujar…hasta que da el minuto 90 y tu defensa-delantero mete el gol más inverosímil de la temporada.

“Morelia rescata el empate” dirán los periódicos al día siguiente y tú sonreirás de nuevo…como cuando el futbol no era un engaño.